México, país líder en facturación electrónica

No solamente México se ha modernizado con el nuevo esquema de facturas electrónicas, sino que otros países como Brasil, Turquía, Finlandia y Argentina se han unido a la ola de facturación electrónica que por su funcionalidad cada vez es más utilizada alrededor del mundo. A pesar de este alentador panorama, el presidente de la Asociación Mexicana de Proveedores Autorizados de Certificación (AMEXIPAC) insiste en que existe aún en México una marcada preferencia por las facturas de papel.

A pesar de que se ha manejado el concepto de factura electrónica en varios niveles, empezando por el de ahorro y seguridad, muchas personas prefieren quedarse con el antiguo régimen y de no facturar más de 4 millones al año, siguen en el sistema de papel, que aún es válido. El presidente de la AMEXIPAC, ante esta situación, propone que se declare la obligatoriedad de la facturación por medio de comprobantes fiscales digitales (CFDI).

Hoy, con la nueva factura electrónica, todos los datos de una persona o empresa son capturados en una base de datos que el SAT tiene y comprueba cada vez que la persona lleva a cabo una transacción por medio de la recopilación de firmas, datos sobre vivienda y fotografía del iris del contribuyente. El Sistema de Administración Tributaria sigue paso a paso los movimientos fiscales de todos y cada uno de los contribuyentes, evitando así tanto las evasores fiscales como el riesgo de clonación o paridad de documentos e información, así, cada vez que el contribuyente emite un nuevo comprobante digital, por medio de las firmas electrónicas se comprueba que la persona sea quien dice ser y cuáles son los movimientos que ha realizado.

A partir del primero de enero de 2014 se pretende que esta sea la única manera de comprobación fiscal, por lo que las personas que estén dudando tendrán que poner manos a la obra para no retrasarse en los oficios fiscales. Este nuevo sistema de facturación apuesta por un ahorro de papel y energía, así como a una mayor organización y seguridad tanto para el contribuyente como para el SAT, dando paso a una nueva era de transparencia informativa.